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Bereshit (Bereshit / Génesis 1:1 a 6: 8)

Actualizado: 11 jul


Para la mayoría de las personas, el libro de Génesis es simplemente el relato de un suceso histórico. Y lo cierto es que éste es un suceso trascendental, al acontecimiento más profundo e importe de toda la historia. Sin embargo, sigue viéndose como nada más que una historia del pasado distante, con escasa relevancia en la actualidad. No obstante, para el Kabbalista, la historia bíblica de la Creación invoca el poder de una semilla. De la misma forma que la semilla de una manzana contiene el árbol entero desde la raíz inicial hasta el fruto final, la semilla de la Creación contiene la evolución espiritual completa de la humanidad. Así, la historia de Bereshit contiene en su interior el resultado final de una humanidad perfeccionada viviendo en dicha eterna, unificada con la Luz del Creador.

Contenida dentro de los versículos iniciales de la historia de Bereshit está la energía espiritual de un año entero. Es como si nuestra alma naciera de nuevo. Estas siete lecturas tradicionales son como plántulas para los próximos doce meses, y en ellas la Biblia nos concede el poder de rediseñar, controlar y determinar la calidad de nuestras vidas, tanto individual como colectivamente. Por lo tanto, la Luz nutre estas plántulas de una forma que es única y sin precedentes.

Es una posibilidad asombrosa. La Luz que brilla de Bereshit extermina la raíz de todo mal. Se da un golpe mortal al mismísimo ángel de la Muerte, allanando el camino para nuestra propia inmortalidad y realización infinita.

La Biblia relata los siete días de la Creación. En verdad, el proceso de la Creación es un modelo para el proceso que nosotros, las almas de la humanidad, debemos atravesar para eliminar las barreras que hemos colocado entre nosotros y la Luz. Lo que todos buscamos, en cada aspecto de nuestra vida, es la capacidad de reducir esta distancia para que podamos conectar profundamente con nuestros seres queridos, nuestros amigos, nuestra propia alma y la Fuente de toda realización: la Luz del Creador.

El propósito de esta lectura es construir un puente sobre este espacio y así erradicar la distancia entre nosotros y con la Luz. Sin embargo, como en cualquier tarea, cuando le ponemos corazón a una meta, siempre hay un proceso por el que debemos pasar antes de que podamos lograr nuestro objetivo. Es este proceso (donde encontramos obstáculos, desafíos y confusión) lo que crea una abertura para la negatividad. Podemos inmunizarnos contra esta negatividad por medio de entender profundamente la Ley Universal que gobierna tales procesos de cambio.

Los sabios nos dicen que antes de que el mundo fuera Creado, cada una de las letras arameas se presentó ante Hashem y dijo: “¿Por qué no creas el mundo conmigo?”.

El Creador explicó pacientemente a cada una de las letras por qué eso no era posible. Finalmente, la letra Bet apareció ante Hashem y dijo: “¡Señor del Universo: Crea el mundo conmigo! Pues conmigo todas las bendiciones en el mundo Superior y en el mundo Inferior vendrán a Ti porque yo soy la primera letra de la palabra brajá (bendición)”. El creador fue persuadido por este argumento y accedió. Este se nos dice, es el motivo por el cual la Biblia – y por lo tanto la Creación misma del mundo – empieza con la letra Bet, de “bendición”.

Aunque todos nosotros podemos leer la Biblia, no todos la entendemos de la misma forma. Igual que hay muchas variedades de frutas de árboles distintos, cada persona entiende la Historia de Génesis – y por lo tanto conecta con ella – de forma única. Sin bien existen los extremos de comprensión, la mayoría de nosotros nos encontramos en algún lugar en el medo espiritual. No somos malvados, pero estamos lejos de la perfección. Sentimos compasión y preocupación por las dificultades de los demás, pero la mayor parte del tiempo estamos absortos en nosotros mismos. Realmente anhelamos la Luz, pero nuestro anhelo se desvía constantemente por el mundo físico en el que vivimos.

Sin embargo, lo que importa no es dónde estamos o dónde pensamos que estamos, sino que cada uno de nosotros contiene una chispa de la Luz del Creador. Esa Chispa es nuestra alma. Nosotros contenemos esta chispa porque, en el principio, todos nosotros éramos una manifestación infinita de la Luz. Por lo tanto, no estamos intentando llegar a una cumbre imposible de alcanzar, un lugar donde nadie ha estado antes. Estamos intentando recuperar una conciencia que sabemos que tenemos, pero que de alguna forma olvidamos.

Primera Lectura – Abraham – Jesed

Génesis 1:1 al 2:1,3

Este es el estado embrionario fundamental que existía antes del Pecado de Adán en el cual todo se encontraba en un estado inmaculado de completitud. Este día se conoce como Día uno, en lugar de día primero. El término “primero” sugiere más de uno, mientras que la palabra “uno” implica unidad, completitud y unión perfecta. Aquí eliminamos el “proceso” de nuestra vida; el tiempo y el espacio son erradicados. Cuando completemos nuestra Redención final, regresamos a este estado de unidad y ya no requerimos de los procesos que nos llevaron hasta ahí. El Día uno corresponde al domingo.

A diferencia del Día Uno, que procede de una unidad simple, elegante e irreductible, el segundo dia trae consigo el nacimiento de la separación. Uno se convierte en dos y, por lo tanto, la unidad se rompe. El segundo día de la Creación corresponde al día Lunes.

El Tercer Día corresponde a la creación de lo que se conoce como la energía de la Columna Central, según la Kabbalah, hay tres fuerzas de energía primordiales en la esencia de toda la existencia: las columnas Derecha, Izquierda y Central.

  • La Columna Derecha, representa la fuerza positiva de compartir, asociada con el alma y el deseo de compartir.

  • La Columna Izquierda, representa la fuerza negativa de recibir, asociada con el ego y el Deseo de Recibir.

  • La Columna Central, corresponde al don del libre albedrío que nos permite resistirnos a los deseos egoístas que nacen del ego y elegir vivir la vida según la voluntad de nuestra alma. Esto resulta del deseo de Recibir para Compartir.

El Cuarto día trae consigo la semilla del origen de la envidia, que los kabbalistas identifican como la raíz de todo mal. Leemos en el Zohar que la Luna y el Sol tuvieron una vez la misma importancia y el mismo valor en el cielo. Pero la Luna no estaba satisfecha con su estatura y deseaba ser más grande que el Sol, para ser ciertamente considerada el único monarca del cosmos.

Según el Zohar, el quinto día cuando Hashem creó a todas las criaturas, nos une a la verdadera Luz de la Biblia. Por lo tanto, esta onda de Luz puede ser vista como nuestro cordón umbilical, el cual nos une al Creador a lo largo del año entrante.

El hombre fue creado en el sexto día. La Luz que irradia de esta acción nos habilita con el don Divino del libre albedrío. A medida que adquirimos la sabiduría y la fuerza requeridas para tomar las decisiones adecuadas en la vida, la elección clave siempre es nuestra. Podemos elegir tomar el camino del materialismo, que es en definitiva un camino de dolor y sufrimiento, o podemos elegir creer espiritualmente a través de nuestra subyugación de nuestros deseos impulsados por el ego.

Segunda Lectura – Yitsjak – Guevurá

Génesis 2:4 al 2:19

Para el kabbalasita, el concepto del día de descanso en Shabat es un código. La palabra “descanso” alude a un reino más allá del tiempo, el espacio o el movimiento, una dimensión de quietud infinita, totalidad irreducible y perfecta unidad. Este reino sagrado es la personificación misma de la Luz espiritual. Por lo tanto en Shabat nuestras almas están destinadas a ascender a esta realidad sublime para que podamos limpiarnos y purificarnos, erradicando así la carga de las energías negativas que hemos acumulado en esta vida y durante vidas pasadas. Así pues para el kabbalista lejos de ser Shabat un “día de descanso” es, el trabajo más duro de nuestra parte. Esto se debe a que no hay labor más rigurosa y exigente que el proceso de identificar y desarraigar los elementos egocéntricos de nuestra naturaleza. Sin embargo, a pesar d este arduo trabajo, Shabat es un dia de alegría.

Tercera Lectura – Yaakov – Tiferet

Génesis 2:20 al 3:21

La Biblia nos dice que Di-s creó a Eva a partir de Adam, la frase “Adam y Javá” es un código, una metáfora que se refiere al alma única y unificada que existía antes de que naciera nuestro universo. Esta alma infinitamente grande es llamada Vasija, y todas las almas de la humanidad estuvieron una vez contenidas dentro de esta entidad única, de la misma forma que todos los colores de un arcoíris existen dentro de un único rayo de luz solar.

La Vasija esta formada por dos aspectos o polaridades: un polo positivo (+) y un polo negativo (-), de forma similar a una batería con su carga positiva y su carga negativa. Adam corresponde a la carga positiva, mientras que Javá corresponde a la carga negativa. Todas las almas femeninas que han existido están vinculadas como un todo unificado en Javá. De igual manera, todas las almas masculinas que han existido están vinculadas como un todo unificado dentro de Adam.

Por lo tanto, de este pasaje bíblico aprendemos algo de vital importancia: que todos – hombres y mujeres – procedemos de la misma familia y la misma fuente. Todos somos iguales. No hay ningún hombre ni ninguna mujer que sea inferior o superior que otro, y todos estamos en un estado de interdependencia. En verdad, todos somos uno. La cualidad de la Luz que irradia de estos versículos tiene el poder de enriquecer nuestras relaciones con los miembros del sexo opuesto, mientras que también despiertan una sensación de unidad entre todos los seres humanos.

Cuarta Lectura – Moshé – Nétsaj

Génesis 3:22 al 4:18

Después de cometer el Pecado Original, Adam fue expulsado del Jardín de Edén. Pero es necesario hacer aquí una análisis más profundo puesto que, en realidad, Adam no poseía la cualidad de libre albedrío durante el acto del pecado. La kabbalah enseña que el pecado original es en realidad un código que hace referencia a una etapa de desarrollo, una fase particular en el gran proceso de la Creación. La biblia no esta diciendo que no hubo un acto real de desobedecía o trasgresión, en su lugar, la historia hace referencia a la evolución de la humanidad a un nivel más elevado de conciencia en la que el don del libro albedrio fue otorgado. Bajo nuestra propia petición, nosotros los humanos nos volvemos ahora responsables de la cantidad de Luz que recibimos en la vida. Esta insistencia en asumir la responsabilidad de nuestra propia conciencia es, en realidad, el significado profundo de las acciones de Javá y Adam y de la expulsión de Edén.


Quinta Lectura – Aharón – Hod

Génesis 4:19 al 4:26

Lémej, un hombre ciego, mató accidentalmente a Kayin, quien era su tatarabuelo. Debido a su ceguera, Lémej no pudo ver la letra Vav en la frente de Kayín. Este homicidio accidental de Kayín demuestra la importancia de nuestro estado de conciencia, así como nuestro conocimiento de las leyes, espirituales, las cuales determinan si plantamos semillas positivas o negativas en la vida. La ignorancia de la ley, como dicen, no es una excusa. Si tocamos un cable deshilachado, ya sea a propósito o inadvertidamente, recibiremos una dolora descarga. Si nuestra conciencia es negativa, si somos “ciegos” ante las leyes espirituales que gobiernan nuestra realidad, nuestras buenas intenciones nos seguirán llevando al caos y la oscuridad.

La verdad irrefutable de la gran ley cósmica de causa y efecto se graba en nuestro corazón y mente durante esta lectura, así como la necesidad de reconocer nuestra responsabilidad de todas nuestras acciones.

Sexta Lectura – Yosef – Yesod

Génesis 5:1 al 5:24

Aquí aprendemos que hubo diez generaciones de Adam a Nóaj (Noe). Las “diez generaciones” es un código que alude al Árbol de la Vida o a las Diez Sefirot, las Diez Emanaciones Luminosas o dimensiones que conforman toda la realidad. La luz del Creador debe fluir a través de estas diez dimensiones en su camino de descenso hasta nuestro mundo.

Esta es la razón por la cual se requieren diez hombres para realizar un servicio de oración, cada una de esas almas se conecta con una las dimensiones para asegurar una revelación de la Luz plena y absoluta. Estos versículos de Las Escrituras establecen nuestra conexión con las Diez Sefirot para que podamos sintonizarnos con todas las dimensiones, asegurando para nosotros mismos y para todo el mundo una manifestación total de la energía Divina y la Luz.

Séptima Lectura – David – Maljut

Génesis 5:25 al 6:8

El hijo de Janoj, Metushélaj, vivió más que ninguna otra persona en la historia del mundo: 969 años. No debe sorprendernos descubrir que fue una persona verdaderamente justa que ejemplificó el concepto de mente sobre materia. En palabras sencillas, Metushélaj recibió la sabiduría de Kabbalah de su padre y la utilizó para obtener el control sobre el mundo físico. Esto se evidencia a través de su larga vida y el hecho de que el Gran Diluvio no ocurriera sino hasta siete días después de su muerte.

En verdad Di-s no castiga, no destruye ni recompensa a las personas. Los sabios nos dicen que el hombre es por naturaleza una criatura reactiva. Aprendemos por imitación y la mayoría de nuestras acciones son en respuesta a las situaciones de nuestras acciones son en respuesta a las situaciones que enfrentamos. Nuestro propósito único en este mundo es anular este rasgo reactivo y transformarnos en seres proactivos y espirituales, capaces de elevarnos por encima de nuestra propia naturaleza y a cambio de adquirir el control sobre la Madre Naturaleza. La raíz de nuestros impulsos reactivos es el ego humano.

Debemos entender esta verdad y esforzarnos por erradicar los rasgos egocéntricos de nuestro ser. Esto es lo que constituye el trabajo espiritual, y este es el propósito de nuestra existencia.

HAFTARÁ DE BERESHIT

ISAÍAS 42: 5 - 21

Fuente: La Biblia Kabbalistica, Genesis, Editado por Yehuda Berg.

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